Susana García y Mentxu Pierrugues. Tres más tres, concierto para dos pianos

TRES MÁS TRES

 

De “Le ruban dénoué”                                                                             Reynaldo Hann (1874-1947)

Decrets indolents du hasard

Les sóirs d´Albi

Souvenir... Avenir...

 

 

Suite caractéristique”                                                                   Marguerite Balutet (1853- 1928)

Montagnards

Marins

Moissonneurs

 

 

Esquises d’une après-midi basque”                                           Emiliana de Zubeldia(1888- 1987)

Vers le bois

L´écho dans la montagne

Sous le vieux roble

La petite fleur solitaire

Un souvenir d´Usandizaga - Au bord du ruisseau

Retour à la maison

 

 

 

De “Suite for two pianos”                                                             Amy Marcy Beach(1867- 1944)

Prelude

 

“Elégie”                                                                                          Francis Poulenc (1899- 1963)

 

 

De “Suite Dolly”                                                                             Gabriel Fauré(1845-1921)

Berceuse

Mi-a-ou

Les pas espagnole

 

Pianos:

Susana García de Salazar

Mentxu Pierrugues

Tres más tres

El posromanticismo engloba un heterogéneo grupo de estilos en los que la primera generación de músicos muestra mayor afinidad musical y cultural que la más tardía.

Tres compositoras y tres compositores comparten este programa, algo impensable en la época. Sus obras aun siendo de las citadas generaciones no solo son equiparables en calidad y belleza, sino que comparten un sentimiento de añoranza sobre los valores románticos, la necesidad de confesión personal y de dotar de significado a la música.

En su prefacio a la colección de valses compuestos para entretener a sus compañeros mientras participaba como combatiente de la infantería francesa durante la Primera Guerra Mundial, Reynaldo Hann (1874-1947) señala: "Esta serie de valses ha ocupado algunos de mis lúgubres tiempos de ocio en estos últimos meses. No quisiera exagerar su valor musical. Pero he intentado en ella ocultar emociones y fijar instantes importantes de mi vida”.

El hecho de utilizar la música como lenguaje descriptivo, sin ser una novedad en el romanticismo tardío, acumuló un esplendor fecundo durante la primera mitad del siglo XIX y continuó dando frutos en su segunda mitad y a comienzos del XX.

En la Suite Caracteristique de Marguerite Balutet (1853-1928) es posible identificar el ruido de las hojas, el murmullo de los arroyos, los últimos sonidos de las campanas de la tarde, el mar en calma, la tormenta violenta y el canto de los segadores.

En la segunda mitad del siglo XIX, los ritmos y canciones populares son rescatadas y revalorizadas.

Nacida en Navarra, Emiliana de Zubeldia (1888-1987), no solo continúa la labor de recuperación de la melodía popular, muy de moda entre los músicos vascos de ese momento, sino que la enriquece de un modo absolutamente innovador para la época experimentando con la armonía y tonalidad.

Complementariamente al sentimiento nacionalista, Amy Marcy Beach(1867-1944) se deleita en el folclore de otros países, empleando lenguajes foráneos para generar un colorido pintoresco. Recurrió a melodías irlandesas para componer la Suite para dos pianos, atraída por lo que describió como “su belleza simple, áspera y sin pretensiones”.

En este período bisagra del XIX-XX, a pesar de que surgen manifestaciones culturales y artísticas de carácter innovador como el Impresionismo y las primeras vanguardias, tanto Fauré (1845-1924) como Poulenc (1899-1963), con su eclecticismo visten su obra de luminosidad. Sus composiciones otorgan gran importancia a la melodía que se caracteriza por su simplicidad y belleza.

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