XXXIV Ciclo de Música de Cámara. ROSS.

Concierto 2.

Katarzyna Wróbel violín I Uta Kerner violín II Jerome Ireland viola 

Claudio R. Baraviera violonchelo 

Vicente Fuentes Gimeno contrabajo 

 

Wolfang Amadeus Mozart (1756-1791) 

Divertimento en re mayor KV 136 [1772] 

Felix Mendelssohn (1809-1847) 

Sinfonía para cuerdas nº7 en re menor [1821] 

Antonín Dvořák (1841-1904) 

Quinteto para cuerda nº2 en sol mayor Op.77 [1875] 

Desde su forja en el siglo XVIII la orquesta clásica se conformará a partir de un cuarteto de cuerda y un bajo, que pronto asumirá de forma exclusiva el más grande de los instrumentos de la familia (el contrabajo) para configurar ese quinteto de cuerda que ha sido la base de la orquesta hasta nuestros días. Los divertimentos escritos por Mozart en Salzburgo de vuelta de su primer viaje por Italia (iba a cumplir 16 años) tienen la forma del cuarteto, pero cuando otro adolescente como Mendelssohn escriba entre sus 12 y sus 14 años de edad las doce sinfonías para cuerda, alternará entre conjuntos a cuatro y a cinco partes (la nº 7 está escrita a 4). En la música de cámara, el cuarteto de cuerda se convertirá en género dominante, pero los quintetos no dejarán de escribirse en distintos formatos: el de Dvořák, obra aún temprana, tiene un contrabajo como quinta voz, lo que ensancha la sonoridad por los graves.

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