Exposición colectiva 'El Color como pretexto'

Artistas participantes: Francisco Alarcón Pérez, Rafael Cerdá, Rafa López, David Sancho y Miguel Rodríguez

Un buen pintor necesita sólo tres colores: negro, blanco y rojo». Era rotundo Tiziano Vezellio el maestro del Renacimiento al enjuiciar las necesidades de un pintor. Una visión sintética para el que fue mago del color. Una visión técnica para completar con la emoción del que lleva la emoción. «Los colores, al igual que las facciones, cambian con las emociones» reivindicaba Pablo Picasso. Una realidad que abre el abanico, mejor la paleta si tenemos que teorizar sobre el color. El color y los colores. Expresan, deforman, encubre, sienten y hacer sentir, descubren mundos, generan estados de ánimo, identifican, trascienden el espacio para generar universos inabarcables, son producto de una técnica, pero acaban convirtiéndose en una poética. Colores que identificaron sentimientos y que clasificaron estados de ánimo, pero que también dividieron pueblos y enfrentaron a personas. Colores como símbolo de la emoción y la expresión.

«La función principal del color debe de ser para servir a la expresión», la sentencia de Henri Matisse que hace romper las líneas, el dibujo, el esquema o cualquier planteamiento previo. Alguien que puso su creación al servicio del color y que hizo que sobreviviera el color por encima de cualquier otro planteamiento.

Color. Colores como símbolo de variedad inabarcable. Porque existe el rojo y los rojos, el azul y los azules, el verde y los verdes. Hasta el negro tiene matices. Y hasta el blanco. Aunque sea la ausencia de color. O la masiva presencia. Porque el color va más allá de una forma que sigue a la función. Es inclasificable. Para Paul Klee era “el lugar donde nuestro cerebro se encontraba con el universo”.

Es el oro que Gustav Klimt sentía crear cada vez que se enfrentaba a sus lienzos. Son los ocres de Velázquez. Y los azules de lapislázuli de Murillo. Y la pincelada mínima de los flamencos. Y el rojo de Van Eyck. Y los amarillos de Van Gogh. Y las tierras de Rembrandt. Y el nácar de Vermeer. Y los contrastes de Artemisia Gentileschi. Y la pureza de Miró. Y el rojo de Matisse. Y los blancos de Berthe Morisot. Y los azules de Sorolla. Y los contrastes de Gauguin. Y la poesía de Mark Rothko. Y la libertad de Pollock. Y la monocromía del Guernica. Y las amapolas de Monet. Y las tintas planas del mundo Pop. Y las texturas de las viejas goyescas que comen sopa. Y el trazo de los expresionistas. Y Venecia. Y París. Y Sevilla. Y la Polinesia. Y el Greco. Y los rojos de Altamira.

Todo es de color en un mundo de espacios infinitos. “El color lo es todo. Cuando el color está bien, la forma está bien. El color lo es todo; el color es vibración como la música; todo es vibración”. Con esta rotundidad se expresaba Marc Chagall, uno de los grandes magos del color. Y con esta rotundidad, cinco creadores apuestan por el color como texto y pretexto para un proyecto expositivos. Cinco pintores de inspiraciones diversas, pero con el nexo común del color como un aglutinante para reflexionar en torno a esa forma mágica de expresión. De la figuración a la abstracción. Del plano pop, al trazo expresionista. De la ilustración al cómic, pasando por la referencia a los clásicos. Cinco nombres en torno al color. A los colores. Trazos libres y expresivos en la obra de Francisco Alarcón, en una pintura matérica donde el color se hace altorrelieve de emociones. Baile de curvas sobre un universo de colores en los cuadros de Rafael Cerdá, una invitación al movimiento y a la ruptura de fronteras. El cómic y hasta el grafitti interpretando con inteligencia las realidades para convertirlas en la fantasía de Rafa López. Los trazos mágicos de Miguel Rodríguez, síntesis en el dibujo, fantasía arrolladora en los colores. Y las texturas de David Sancho, sus colores libres ocupando espacios, creando mundos, saltándose las rígidas reglas de lo cotidiano.

Cinco pintores para infinitos matices. Para infinitos colores. Para infinitas interpretaciones. Una muestra que invita a la sentencia de Matisse «El color debe ser pensado, soñado, imaginado».

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