Sarao de Musas

SARAO DE MUSAS

Mariví Blasco – Soprano
Irene González Roldán – Clave
Belisana Ruiz - guitarra barroca

Nasrine Rahmani – Percusión
Johanna Rose - Viola da Gamba y dirección

The Golden Age - Songs and divisions from Spain

SARAO DE MUSAS

Diego Ortiz (ca. 1510 –ca.1570):

Recercadas

José Marin (1618 – 1699):

Que bien canta un ruiseñor

Anónimo:

Ay amargas soledades

Bartolomé de Selma y Salaverde (1580-1638):

Susanna passegiata a Basso solo

Juan Hidalgo (1614-1685):

La noche tenebrosa

Henry Butler (ca. 1610 –ca.1652):

Division en Re

José Marin:

Ojos pues me desdeñais

Juan Cabanilles (1644 – 1712)? Encontrado en ‘Flores de música’ de Antonio Martin y Coll (1680 – 1734):

Diferencias sobre la gaita

Juan Hidalgo:

Ay, Corazon amante!

Anónimo:

El bajel está en la playa

Antonio Martin y Coll (1680 – 1734):

Xacaras

Juan Hidalgo:

Esperar, Sentir, Morir

Antonio Martin y Coll:

Diferencias sobre las Folías

Juan Hidalgo (1614-1685):

Ay, que me río de Amor

The Golden Age - Songs and divisions from Spain

Abierta al comercio pero cerrada sobre sí misma, vanguardia del mundo y a la vez reaccionaria, en la cúspide de su poder y al tiempo en el inicio de su decadencia, la España del XVII resulta vista desde hoy tan seductora y apasionante como digna de rechazo y conmiseración: un universo abigarrado, de brutales contrastes, donde la hermosura y la fealdad competían por ganar la batalla del tiempo.

La música –sin duda residente en el primero de esos mundos, siempre vencedora de Cronos– era un remanso de belleza: hermanando lo popular y lo culto, ajena a la influencia extranjera pero fundida con la profunda poesía del Siglo de Oro hispano, en la península se siguió un camino musical propio, con armonías singulares derivadas de la polifonía renacentista, formas locales como el villancico y el romance, peculiares ritmos cruzados –que hoy nos resultan muy flamencos, pero lo eran avant la lettre, instrumentos como la viola da gamba, aquí creados y tocados de especial modo que luego se exportarían a toda Europa, y danzas improvisadas – hoy las escucharemos: las jácaras, la gaita, las folías– que siguieron ese mismo camino desde los puertos españoles a las cortes de todo el continente.

En España, en fin, se creó el llamado tono humano, equivalente a su manera a las arias y los airs de cour de otras latitudes y forma de expresión de los contrastes de un país tan agitado como muestran las biografías de sus dos más ilustres compositores, Juan Hidalgo y José Marín. El primero, arpista, conoció el éxito y las inmensas posibilidades del puesto de director musical de la corte madrileña, donde convivió nada menos que con el gran Calderón de la Barca, a cuyos textos puso música para crear el teatro musical español. El segundo fue guitarrista y tenor, clérigo, ladrón y homicida, y conoció el destierro, la cárcel y la tortura, lo que no le impidió dejarnos algunas de las páginas más bellas de la historia de nuestra música vocal. Hoy podremos escucharlos juntos y juzgar sus méritos artísticos desde la posición privilegiada de la Historia.

Texto: Juan Ramon Lara

Sarao de Musas