Ni en la vida ni en la muerte

Comisaria: Angela Marina Fernández Cotta

La entrada a la exposición es gratuita.

Sin lugar en la vida y en la muerte es una exposición artística compuesta por mujeres andaluzas que mediante diferentes expresiones denuncia, cuestiona y crítica la posición de las mujeres de manera atemporal.

Su nombre hace referencia al cuestionamiento sobre la desnaturalización de la mujer encarnada en un ser misterioso, excluido, oculto pero a la vez bello y seductor.

Mediante la pintura, la fotografía y el cortometraje planteamos el lugar de la mujer, los sentimientos y futuras esperanzas de un destino que debemos construir entre todas y todos.

La exposición de artes plásticas plantea el luto, la amistad, el amor femenino, la intimidad y la naturalidad como principales elementos. Este proyecto tiene una visión propia y muy personal sobre la manera en la que cada artista vive la feminidad, desde lo más profundo hasta lo más cotidiano.

Mostrando a la mujer con el entorno rural y la naturaleza para hacer una comparativa entre la fecundidad de ambas.

En la muestra se hacen ver a través de la fotografía las incoherencias a las que socialmente la mujer ha sido sometida. Esta representación artística pretende que las imágenes sean crudas, directas, sencillas y asociadas a la mujer y su naturaleza.

Mediante la representación de las mujeres desnudas, se consigue alejarlas de cualquier prejuicio o identificación socioeconómica.

La historia de Occidente se ha encargado de recordar a la mujer cuál era su lugar, remitiendo su participación en el entorno social y otorgándole vía libre exclusivamente para el hogar y la maternidad. Una naturaleza femenina que ha sido considerada peligrosa si carecía de control masculino.

Bajo este concepto de empoderamiento apreciamos la capacidad del individuo de valorar su situación e intentar mejorarla debido a su posición subordinada.

La exposición es una situación de empoderamiento significa romper con lo establecido y adquirir una actitud de denuncia y fortaleza.

Debido a esta actitud adquirida y en relación al término monstruoso, Foucault hace un análisis definiendo cómo la monstruosidad pasa de ser jurídico natural a ser jurídico moral, una monstruosidad de la conducta y no de la naturaleza.

Bajo este pretexto y el estudio de la historia, se arrancó con sadismo a las mujeres libres su condición de monstruos pues así se consideraba a toda aquella ajena al poder establecido. Y de esta manera, sólo se supera la sumisión femenina si tiene lugar el empoderamiento.

Será por cuenta de  Doña Angela Marina Fernández Cotta Delgado: los gastos derivados del montaje, como viajes, dietas, seguro de responsabilidad, transporte, etc.

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