María Padilla, de G. Donizetti. Selección de la ópera en formato concierto semiescenificado

CICLO DE RECITALES LÍRICOS, ESPACIO TURINA-ASAO. TEMPORADA 2022

María Padilla - Giulia della Peruta
Doña Inés - Carmen Buendía
Don Pedro - Ramiro Maturana
Don Ruiz - Manuel de Diego
Don Alfonso/Duque de Alburquerque - Ricardo Llamas
Don Luis - Juan Ramos
Francisca/narradora - Alicia Naranjo

Coro “Asociación Musical CÓDICE” Directora, Esther Sanzo

Bailarinas: Ileimn Ceciliano y Yulia Korchagina
Dirección escénica e iluminación - Davide Garattini-Raimondi
Maestro concertador al piano - Francisco Soriano

Concepto y asesoría artístico-musical - PierAngelo Pellucchi

Con premiados y finalistas del certamen internacional 'Nuevas voces' de ASAO y la participación del CORO CODICE, dirigido por Esther Sanzo. 

Sinopsis:

I

Bienvenidos a Castilla, nos encontramos a finales del reinado de Alfonso II y principios del de Don Pedro, pasada la mitad del siglo XIV. Primera escena: entramos en el Atrio de estilo morisco del castillo de Padilla. Escaleras que conducen a los apartamentos. Al fondo, una terraza desde la que se ve el mar. Hay gran algarabía, aparecen vasallos portando ramos de flores, cestos decorados con cintas que contienen frutas y otros regalos, llegan caballeros y damas para la boda de Inés, hermana de María, con Don Luis, Conde de Aguillar.

Imaginaos ahora Escuderos, criados, pajes, doncellas de Padilla, cruzando el salón. Otros pajes guían a caballeros, familiares de Padilla y damas a las estancias de palacio.

Voces lejanas que se acercan, acompañadas de guitarras e instrumentos populares. Algunos caballeros y algunas damas se paran a esperar; detrás de ellos, pajes y escuderos.

Luis sale feliz con toda la corte, dejando a Inés para recibir a su hermana Doña Maria,

María se presenta contándole a Inés el sueño que tuvo: el Conde Méndez, el hombre del que está enamorada, le ofrece el trono y es proclamada Reina.María, sin embargo, es consciente de que es solo un sueño, ya que el estatus nobiliario de Méndez nunca le permitirá aspirar a convertirse en soberano.

Es de noche y, después de la boda, Francisca, tutora de las hermanas Padilla, revela que Don Pedro, el hijo del rey, planea secuestrar a María y que Méndez no es otro que Don Pedro disfrazado.Entra a las habitaciones María, quien armada con una daga se enfrenta a él, dispuesta incluso a quitarse la vida para mantener intacto el honor de los Padilla.

Don Pedro le declara su amor, le pide a María que lo siga y jura solemnemente casarse con ella. El matrimonio, sin embargo, debe permanecer en secreto, ya que el Rey y la corte tienen otros planes de boda para Don Pedro.

María acepta, aunque se da cuenta de que de esa forma desatará la ira de Don Ruiz, su padre,  contra su amado.

II

SEGUNDO ACTO. La escena comienza en Sevilla, en el palacio que Don Pedro regaló a María. En los jardines, se está celebrando una magnífica fiesta que María ha organizado en honor del Rey.

 Don Pedro se convirtió en rey, pero su acceso al trono se produjo de forma sangrienta y varios nobles se rebelaroncontra don Pedro. Entre estos nobles se encuentran Don Ruiz Padilla, padre de María e Inés, y Don Luis -consorte de esta última- culpable de matar al amigo del Rey, Don Alfonso.María es, en realidad, la concubina del Rey y los cortesanos, si bien la halagan publicamente, en realidad muestran su desaprobación hacia una persona que consideran indigna y que ha deshonrado a su familia.Al mismo tiempo critican a don Pedro que continúa la escandalosa relación con Padilla, en vez de abandonarla y casarse con Blanca de Francia. Un matrimonio entre Don Pedro y Blanca garantizaría de hecho la paz, la estabilidad y la prosperidad para España.

María ha logrado obtener de Don Pedro el perdón para los rebeldes y se lo comunica a Inés. Además de ser perdonado, Don Luis también ha sido nombrado Capitán de la Guardia Real. Don Ruiz ha regresado a Sevilla y María sufre profundamente por el odio que Ruiz aún le tiene. Inés conoce esta situación, pero en su corazón está convencida de que sería posible una reconciliación entre ambos. En María renace la esperanza de poder recuperar el cariño de su padre.

Ruiz llega a palacio y se presenta ante el Rey y la corte. Cuando Don Pedro le pregunta cuál es su nombre, Ruiz responde que ya no lo tiene porque la deshonra se lo ha quitado, pero, por el contrario al contrario conoce bien el nombre del Rey: “vil e infame”.Los cortesanos agarran al caballero pidiendo su muerte inmediata, pero el anciano Padilla pide una espada, atreviéndose incluso a retar en duelo a Don Pedro.

Son momentos de gran tensión... Don Pedro no reconoce a Ruiz: lo considera sólo un viejo loco y ordena que lo azoten: castigo reservado a los sirvientes y esclavos.

María, atraída por los gritos, llega ante el Rey y la corte preguntando qué está pasando. Don Pedro le habla de un viejo arrogante fuera de sí ,pero mientras, el duque Ramiro se acerca a María diciéndole que el viejo es don Ruiz y que, por la infamia sufrida con los azotes, se ha vuelto completamente loco.

Don Pedro se queda boquiabierto y trata de justificarse, mientras la reacción de las dos hermanas Padilla es de furia. María invoca el juicio de Dios sobre sí misma, maldiciendo ese amor por Don Pedro que llevó a su padre a la locura.

Inés primero acusa a María de todo el dolor que don Ruiz está experimentando en esos momentos, pero luego trata de consolarla diciéndole que de ahora en adelante cuidarán juntas del desdichado padre.

III

 ACTO TERCERO Modesto apartamento de Don Luigi d'Aguilar. María e Inés cuidan de Don Ruiz, que lamentablemente delira abatido.  Sus hijas intentan en vano consolarlo.

En un intento desesperado por hacerle recobrar la razón, le muestra el documento escrito por Don Pedro en el que jura casarse con ella. Pero don Ruiz, en cuanto lee el nombre de don Pedro, se enfurece y rompe el documento en mil pedazos. María llora desconsoladamente. A lo lejos, se escuchan coros festivos alabando a Blanca de Francia y la boda con el Rey , y María, al escuchar el nombre de Blanca de Francia, lleva a su padre con ella para dirigirse a palacio.

Ahora, imaginemos un lugar interno en el palacio real, reservado para la coronación de la reina. Dos escalinatas laterales dan entrada a una sala, en la que la guardia real dispuesta alrededor del trono. De la escalinata de la derecha sale la banda real, los guardias, los heraldos, hidalgos, diputados, grandes de Castilla y León, todos con grandes galas.

El presidente y el mariscal de Castilla portan cada uno un rico almohadón: en uno está la corona , en el otro el cetro. El duque en traje de gala, luego en medio de varios nobles Don Pedro con traje real, seguido de pajes, escuderos y guardias.

Don Pedro es asaltado por el remordimiento. De hecho, después de que María lo abandonara, accedió a tomar a Blanca de Francia como esposa. Y, sin embargo, sigue amando profundamente a María y considerando con gran seriedad el juramento que le hizo. De hecho, María ha renunciado a la fama y al honor por él y Don Pedro nunca podrá encontrar una mujer que, como María, pueda hacerlo feliz.

El cortejo nupcial con cortesanos y dignatarios franceses llega al palacio. Blanca es conducida por el Rey y se canta un coro nupcial para ellos. 

Mientras el duque Ramiro de Albuquerque lee la proclamación, María irrumpe en el salón reclamando la corona para ella.

La indignación de los caballeros franceses se dirige tanto a María como hacia el propio  Rey que ha permanecido en silencio.  Don Pedro, sin embargo, cuando se le pide que expulse a María, sorprende a todos al anunciar que le ha jurado fe y que cumplirá su promesa. Blanca se desmaya, apoyada en los dignatarios franceses, mientras  tanto María estalla en un torrente de alegría imparable.

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