Raíces y alas


Raíces y Alas es un proyecto artístico sobre la memoria de los vecinos y vecinas de Polígono Sur. Su desarrollo estaba dirigido a impulsar la creación de una biblioteca humana (living library) basada en historias personales acerca de los orígenes, las llegadas, el día a día de las personas, sus recuerdos, costumbres, anécdotas, etc.

La metodología de trabajo fue la siguiente: Un grupo de jóvenes participó en una formación encaminada al aprendizaje de herramientas para facilitar la comunicación grupal. A continuación, éstos jóvenes formaron equipos de trabajo y se organizaron círculos de historias compuestos por vecinos y vecinas del barrio que actuaron como donantes de historias. En cada uno de éstos círculos, un joven cumplía la función de facilitador, de manera que, acompañado por su equipo, promovía el diálogo y la participación de los donantes propiciando un ambiente seguro y de confianza donde los participantes podían expresarse con libertad.

Esa era precisamente la finalidad de la formación inicial que los jóvenes recibieron antes de reunirse con su respectivo círculo: adquirir técnicas que les permitieron actuar como facilitadores de la comunicación, así como recursos y dinámicas destinadas a favorecer la evocación y el recuerdo. Por ejemplo, el uso de fotografías, objetos personales, música, el relato de sus propias historias, etc.

Posteriormente, los jóvenes recibieron una formación artística para trabajar con las historias donadas y representarlas mediante distintos lenguajes creativos como la narración oral, el teatro o la literatura. La creación resultante fue una combinación de distintos fragmentos de todas las historias donadas, o bien de una única historia que servía de inspiración para inventar un nuevo relato ficticio pero basado en hechos reales. En cualquier caso, siempre se respetó el anonimato.

Una vez que la historia estuvo re-elaborada, el siguiente paso consistió en volver a convocar a las personas donantes de historia en su círculo de historia original con el objetivo de que los donantes fueran los primeros en escuchar el relato y los jóvenes pudieran recibir su aprobación. Es decir, se buscaba que la historia re-elaborada fuera validada y legitimada antes de ser expuesta al público.

Por último, las historias fueron presentadas en una biblioteca humana, es decir, un lugar en el que los y las jóvenes se convertían en “libros humanos” para representar las historias como si fueran propias.

Dicha exposición tuvo lugar a mediados de octubre de 2020 en Factoría Cultural. Esta innovación social perseguía la transformación del barrio mediante la creación de nuevas narrativas que, partiendo de las realidades legítimas de los habitantes del barrio, profundizaran en aspectos positivos y humanizadores, en oposición a la imagen estigmatizada del Polígono Sur.